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- Es hermoso. – Admitió Tadeo. Extrañamente, a pesar del peligro que sentía su cuerpo en esa situación, la vista lo calmaba sobremanera.

Pasaron un rato largo contemplando el entorno. Cristian le señalaba algo cada tanto a su novio, algún pez particularmente grande, un cangrejo acercándose, cualquier cosa que llamara su atención.

- Bueno, sigamos. – Le dijo Julián a su novio.

Tadeo los miró con desconfianza y temor, pero no dijo nada.

Cristian uso sus dones para controlar el agua que los rodeaba, y empezó a hacer avanzar la esfera de aire, haciendo que el trio viajara bajo el agua, cerca del fondo de la laguna.
El recorrido era sorprendente. Una experiencia única e inolvidable. Fueron encontrando distintos objetos y especies animales por toda la laguna. Tadeo había aumentado el tamaño de su flama, permitiendo que el rango de visión se extendiera un poco más.
La paz y armonía reinaba. No había sonidos ni nada que los perturbara.
Tadeo pensó en su maestro y en su familia. Extrañaba a Fernando. Sentía como si no se hubieran visto por varios años. Y luego recordó a Marta y Julio. Los sentimientos se agolparon en su interior. Se le cerró la garganta y humedecieron los ojos.
La esfera se detuvo sin que Tadeo lo notara. Alguien lo abrazó por atrás, era Cristian.

- Ya está… - Le dijo suave al oído.

Las lágrimas se liberaron y comenzaron a correr silenciosamente por su rostro.

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- Tranquilo, relájate, tomate tu tiempo y cuando estés listo, danos luz. – Le dijo con paciencia el Manipulador aire.

Tadeo trató de relajar su cuerpo, pero dejó los ojos cerrados. Debía crear una llama, pequeña, solo la necesitaba para alumbrar. Pero debía cuidar que esta no hiciera reacción con la esfera de aire que los rodeaba por completo. Lo que menos quería era un accidente encerrados bajo el agua como estaban ahora.
La Manipulación apareció en su mano hábil e intentó reaccionar al instante con la de Julián, pero ambos pudieron armonizar el deseo de reacción.

Lentamente, Tadeo abrió los ojos, con miedo, pero lo que vio lo sorprendió y calmó.

Los tres amigos podían ahora ver, a pocos metros de distancia, el entorno que los rodeaba bajo el agua.
Cristian había empujado el agua que los cubría por la parte superior, haciendo que la esfera descendiera aún más metros. Al menos unos seis metros habían bajado hasta llegar al fondo de la laguna. Estaba enamorado de lo que veía. Siempre había sido su sueño poder ver bajo el agua. Si bien era su medio predilecto y había visitado el fondo de distintos lagos, ríos y lagunas, era la primera vez que podía ver bajo ellas.
Los peces aparecían y desaparecían de su campo de visión, el cual no debía ser mayor a los tres o cuatro metros. Podía ver las algas, cangrejos y ostras en el fondo. Las rocas cubiertas de distinta flora marina.
Podían ver la vida bajo el agua.
Julián abrazó a su novio y le dio un beso largo. Sabía lo que esto significaba para él.

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Los tres amigos descendieron más de dos metro, dentro de la laguna. Rodeados por el agua natural pero separados de ella por la Manipulación de Julián. Cristian entonces soltó la apertura que había hecho y el agua cayó sobre ellos, encerrando completamente la esfera. La oscuridad se hizo completa al instante.

- ¡Qué mierda! – Dijo Tadeo, sentía pánico, estaban encerrados bajo una laguna, completamente a oscuras.

- ¿No es hermoso? – Preguntó Cristian. No podía verse su cara, no podía verse nada de hecho, pero su voz hizo que Tadeo se lo imaginara con mirada embelesada.
- ¡Es horrible, quiero salir, no veo nada! – Reprochó Tadeo, quien había cerrado los ojos y los apretaba con fuerza
- Jaja, el quematodo en una tumba de agua. Debe ser desesperante… - Se burló Julián.

Tadeo no replicó, estaba muy asustado y atento a cada leve movimiento que se producía en la esfera que lo mantenía con vida como para pensar en una respuesta.

- Bueno, parece que la estás pasando mal de verdad. – Agregó Julián.
Solo vos podés ayudarte Teddy.
- ¿Eh?
- Acordáte lo que practicamos. Vos podés darnos luz. Para eso te trajimos.


Cristian supo entonces, por lo que acababa de decir su novio, que había supuesto bien, era para esto que su novio había simbiotizado con su amigo.

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El Manipulador Agua, quien estaba de pie sobre la laguna, les indicó que lo imitaran. Su novio lo hizo al instante, poniéndose de pie sobre el agua, al lado de su novio.
Tadeo tardó un poco más, la desconfianza lo hizo dudar, pero al ver a Julián hacerlo, se animó.
Los tres amigos se mantenían en pie ahora, en el centro de la laguna, gracias a los dones de Cristian.

- Bueno ¿Estamos listos? – Preguntó Cristian mirando a su novio.
- Si, dale… Tadeo, ahora sí, vamos a mostrarte de lo que veníamos hablando.

Tadeo ni respondió, estaba recuperando el aliento y demasiado intrigado por lo que iba a suceder.

Julián realizó unos gestos circulares con las palmas, como si moldeara un bollo y el trío fue envuelto por una esfera de aire de esas que tanto le gustaba hacer a Julián. La base de la esfera se levantó pocos centímetros, separándolos de la superficie del agua.
Cristian por su parte, desgarró el aire con sus manos, extendiendo sus brazos en distintas direcciones. Tadeo notó un movimiento bajo ellos en el agua, como si se separara hacia los lados, enviando pequeñas olas en cada dirección. Entonces la esfera que los contenía comenzó a descender, ingresando a la laguna.

- No… ¡Esperen! – Gritó Tadeo con el cuerpo tensionado.

- Tranquilo… no pasa nada. – Le dijo el Manipulador Agua.

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Y eso hizo. Como había practicado ya varias veces, creó unos propulsores de fuego de sus manos que lo mantuvieron estable y a flote. Vio que ahora estaba volando cerca de Julián.

- ¡Wow! ¡Muy bien! – se asombró Julián.

Cristian sonreía, estaba feliz de que su amigo hubiera recuperado mínimamente el honor.

Sin mediar palabra, Tadeo comenzó a lanzar golpes de fuego hacia Julián, quien los esquivaba entre carcajadas dando piruetas en el aire.

- La… puta… que… te… parió… - Decía Tadeo entre cada golpe que enviaba.

El problema era que para lanzar un ataque, perdía estabilidad al mantenerse momentáneamente a flote solo con la otra mano.

- Jajaja era una joda Teddy. No te enojes. – Julián reía y esquivaba.

El enojo de Tadeo finalmente remitió y fue reemplazado por el cansancio que implicaba para él atacar y volar a la vez.

- Vengan. – Les gritó Cristian para que lo escucharan.


Ambos Manipuladores descendieron, hasta quedar flotando a pocos centímetros de la superficie del agua.

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Cristian vio a su novio y su amigo flotando a unos cuantos metros sobre el centro de la laguna, y no pudo evitar reír al ver a Tadeo sacudirse boca abajo, gritando todo tipo de insultos.  Se acercó surfeando una ola materializada hacia el resto del grupo.

- ¡Julián bajame A H O R A! – Gritaba Tadeo cuando llegó Cristian.
- Como quieras.

Julián soltó el agarre que tenía sobre la pierna de su amigo y lo dejó caer de cara al agua. No eran tantos metros, pensó.

El chapoteo fue notable. Tadeo cayó y se hundió bajo la superficie del agua, solo para reaparecer segundos después, con cara de desesperación. Agitaba los brazos en un intento de mantenerse a flote, pero por supuesto, mientras más se tensaba, más se hundía.

- Ayu…. da… - Decía Tadeo entre jadeos cada vez que podía sacar la cabeza del agua.


Julián lo miraba desde el cielo, sin poder contener la risa. Cristian también reía, pero se apiadó de su amigo y materializó un chorro de agua debajo de Tadeo que lo propulsó por sobre la superficie de la laguna y lo hizo volar unos cuantos metros hacia el cielo.

Tadeo volaba empujado por una columna acuosa hacia el cielo, todo le daba vueltas, pero pudo escuchar el grito de Cristian diciéndole que flotara.

Página 147 - capítulo 20

Capítulo 20 – Recreo

Hacía un rato habían llegado a la laguna. Era mucho más grande de lo que Tadeo esperaba. Debía tener al menos veinte kilómetros de largo, pensó Tadeo sorprendido apenas llegaron.
Al llegar, los tres amigos se habían separado, cada uno estaba haciendo distintas cosas.
Tadeo se había acostado en el pasto a descansar bajo el sol. Sintiendo el calor en el cuerpo.
Julián había comenzado a sobrevolar la laguna, probando distintas velocidades y piruetas.
Cristian por otro lado estaba caminando sobre la superficie del agua. Era una de las cosas que más le gustaba hacer al encontrar un espejo de agua. Caminar y correr sobre este.

Cuando Tadeo levantó la vista, sintiendo el cuerpo caliente y totalmente relajado, vio a su amigo haciendo flexiones de brazos y abdominales directamente sobre el agua, a unos cuantos metros de la orilla. No pudo evitar reírse, la vista era sin dudas irónica, pero sabía bien cuanto le gustaba entrenar a Cristian.
Sin previo aviso, el cuerpo de Tadeo comenzó a levitar. Julián se había acercado por el aire sin que él lo viera, y ahora se lo llevaba de paseo junto a él.

- ¡Vampi la puta madre pará! – Gritaba Tadeo mientras su amigo lo llevaba junto con él hacia el centro de la laguna. No paraba de agitar los brazos, lo estaban haciendo volar boca abajo, como si lo sostuvieran por un tobillo.

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Había aprendido a no compartir sus creencias con la gente que cruzaba en su camino. Nunca llegaba a buen puerto cuando lo hacía.
En cambio, pretendía pasar como una persona “normal”, o lo más “normal” posible considerando lo poco que se había dado cuenta que sabía de cosas básicas del mundo exterior. Por supuesto, una vida de reclusión y ruegos, charlas monotemáticas sobre El “Superior” y las distintas plegarias respondidas, habían acaparado por completo su vida y sus conocimientos. Era poco lo que en su familia y menos aún en su clan, se hablaba de temas externos a ellos.
¡Pura basura! Gritó por dentro. Nadie acudía a ella jamás. Por lo tanto no tenía pruebas de la existencia del “Superior”.
Sabía que sus pensamientos rayaban lo ilegal para su clan….
En fin, ella ya no tenía clan, por lo que nadie debía decirle qué pensar nunca más…

Minutos más tarde volvió a hincarse de rodillas en el viejo y polvoriento vagón y comenzó a suplicar perdón por sus ideas.
Al parecer, las costumbres pesaban más que los ideales.

Al despertar, horas después, con los músculos doloridos, decidió abandonar su refugio y seguir camino. No sabía bien cuál era su destino, solo esperaba encontrar algo que le ayudara a aclarar sus ideas, o al menos, apaciguar el caos en su interior, lograr quizás conectar con el ser divino, podría ser el mejor final para su travesía.
Alistó sus escasas pertenencias, todo de alguna manera prolijamente ordenado dentro de su mochila y salió del vagón que la alojaba hace algunas noches.
No le quedaban muchas provisiones, por lo que debía pasar por un pueblo cuanto antes.

Sin rumbo, optó por caminar hacia el sur, siguiendo el trayecto de las antiguas vías. Las manos unidas en un rezo perenne mientras avanzaba con la mirada perdida en el horizonte.

Página 145 - Capítulo 19

Capítulo 19 – A la deriva

Llevaba un par de días refugiada en ese vagón abandonado. Alma tenía las manos sucias y la ropa oscurecida por el polvo. Parecía que esas vías ferroviarias no se usaban hace décadas. Por otro lado había sido una suerte encontrar el vagón solitario abandonado al costado de las vías. Seguramente desprendido en algún accidente hacía ya muchos años.
Su huida había sido cuanto menos, incómoda.
Había escapado de la casa de su familia dos meses, o tres quizás, atrás. No dudaba de su decisión porque nunca se había sentido tan liberada y conectada con sí misma, pero no iba a negar que extrañaba las comodidades de un hogar.
Todas las noches pensaba y rezaba por el bienestar de sus padres. Se preguntaba si ellos harían lo mismo. ¿La habrían buscado siquiera? ¿La seguirían buscando? ¿Estarían felices de que hubiera partido? Pero más importante… ¿Entenderían sus motivos? Estaba segura que sí. Hace años que notaba en la mirada de su madre la mezcla de reprobación y resignación con que la miraba. Como si entendiera que su hija no podía continuar por el camino de los Espiritualistas y supiera que solo estaba perdiendo el tiempo. O quizás esos eran los pensamientos de Alma, que reflejaba en su madre para sentirse segura de la decisión tomada…

El resultado era el mismo. Ella había decidido irse, y ya no sería aceptada en su clan si deseara volver, lo cual no estaba en sus planes.

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Cristian comenzó a sospechar el motivo de que estuvieran practicando eso entre su amigo y su novio justo ahora, que iban de camino a la laguna.
Optó por sumarse al vínculo, y Materializó un gran cubo de agua en el que sumergió a Julián, quien seguía envuelto en llamas encerradas por la esfera ventosa.
Como siempre, su cuerpo y sus dones interpretaron al instante los de Julián. Ambos convivían en plena armonía, al punto de que ya no necesitaba concentrarse en evitar una reacción, la cual de por si no era muy evidente, ya que el agua y el aire no suelen modificarse, o no al nivel de otras duplas.
Por otro lado, la Materialización de Julián separaba la suya de la de Tadeo, por lo que no había simbiosis necesaria en ese punto.

El resultado era un tanto extraño. De seguro cualquiera que pasara por ahí y viera el espectáculo quedaría anonadado.
Podía observarse a un joven, envuelto en llamas como si estuviera dentro de una gran fogata. A su vez ésta estaba encerrada por algún objeto invisible que se mostraba vertiginoso dentro de un gran cubo de agua.

Cristian sintió las vibraciones que le envió la Manipulación de su novio e interpretó el cese del entrenamiento, por lo que fue el primero en desmaterializar.
Tadeo tardó un poco más en interpretar el mensaje, pero finalmente también acabó con su fuego. Por último Julián desintegró la esfera.


Los amigos siguieron camino hacia la laguna, riendo y bromeando, satisfechos con el entrenamiento.

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Tadeo lo miró asustado. Temía hacerle daño a su amigo. Pero luego recordó el nuevo alcance de su poder y se tranquilizó. Estaba convencido de que podría controlar sus poderes y no permitir que estos quemaran a Julián.

Julián fue envuelto en una columna de fuego, instintivamente cerró los ojos con fuerza, pero al instante los abrió y relajó la mandíbula y luego todo el cuerpo.
El calor que desprendía esa columna que lo engullía era impresionante. Pero pudo sentir algo mucho más profundo. Era un calor diferente al que podía sentir por el sol o por una hoguera. Un calor con una impronta muy particular, la de Tadeo, por supuesto. Relajó al máximo sus sentidos y se dejó llevar por ese calor que ya no lo ahogaba ni subía su temperatura, sino que lo empoderaba.
Sin pensarlo, hizo un giro con sus manos, una sobre otra y envolvió la columna ígnea en una gran esfera ventosa, con él dentro. El contacto entre su Manipulación y la de su amigo se hizo presente al instante. Ese deseo de reaccionar que no podían evitar el fuego y el aire. Pero esta vez entre ambos Manipuladores pudieron apaciguar el instinto de reacción y lograr una especie de tregua entre ambos elementos. Era como si Tadeo le dijera a Julián, estoy acá, te toco y te siento, pero no te modifico, y Julián le respondiera lo mismo.

- ¡Bieeeeen!. – Festejaba Cristian.


Tadeo podía sentir todo como si estuviera sucediendo dentro de su propio cuerpo y no en el de su amigo como era en realidad. O al menos, en el plano material. Ya no necesitaba forzar tanto su concentración. Sus dones se iban amoldando al cuerpo de su amigo y a sus Materializaciones de una manera más natural, casi como si fuera el normal proceder de las cosas. Su fuego no intentaba quemar el cuerpo de su amigo, sino que coexistía con él. En cambio sí pretendía reaccionar con la esfera de aire de Julián, pero evitar que eso sucediera no era tan complicado ahora.

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Otra ocasión para pensar que el don del fuego era el más destructivo de todos. Seguramente con Cristian no habían tenido ese problema. Pensó con amargura.

- Tranqui, cualquier cosa estoy yo. – Los animó Cristian mostrando levemente una pequeña Manipulación acuosa en sus manos con un brillo extraño, que destacaba sus propiedades curativas.

Comenzaron con Tadeo. Julián lo envolvió en aire y exprimió su concentración. Lo que necesitaba era sentir la reacción de sus dones al cuerpo de su amigo, y viceversa, cómo el cuerpo de su amigo respondía a sus dones.
Tadeo se tensionó al sentir el cambió atmosférico en su cuerpo.

- Relajá. – Le llegó la voz de Julián a través de las corrientes de aire.

Tadeo respiró hondo y relajó los músculos y la mente. Notó la extraña sensación que le producía la Manipulación de su amigo, pero sabía que estaba fuera de peligro y entonces comenzó a conectar con ella. Podía sentir las vibraciones que le llegaban de los dones de su amigo. Algo mucho más profundo que el simple vaivén que le producían las corrientes de aire. Estas vibraciones no eran tangibles y se replicaban dentro de Tadeo, no en su exterior.

- Bien, perfecto. – Dijo Julián a la vez que terminaba la Materialización.

Bueno… Emm… Ahora yo… - El titubeo en la voz de Julián era perceptible para todos.

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Tadeo supuso que su cara debía haber demostrado el exceso de concentración.

- Ok… ¿Cómo hacemos?
- Pueden probar como hicimos nosotros… - Dijo Cristian, refiriéndose a cómo habían simbiotizado él y su novio años atrás.
- Si, probemos eso. – Accedió Julián.
- ¿Ustedes han simbiotizado…? – Preguntó el amigo de la pareja.
- Uff… Hace AÑOS. – Rió el Manipulador Agua.
- ¡Genial! ¿Cómo hacemos? – Le preguntó Tadeo a Julián con la mirada encendida.

Julián sopesó un segundo la situación. Simbiotizar con Cristian… Si, por supuesto, había amado hacer eso e incluso era quien lo había propuesto y fomentado la práctica hasta lograr la simbiosis perfecta que tenían hoy en día. Pero Tadeo… Dejar a otra persona sentir sus dones… Por más que fuera su amigo… No le terminaba de agradar la idea. Aunque por otro lado, iba a ser algo sumamente necesario para el viaje que pensaba que hicieran…
Sí, sin duda era la mejor idea…

- Bien. – Dijo por fin Julián.
Así es como vamos a hacerlo. La idea es que podamos sentir los dones del otro, por supuesto nunca los vamos a percibir y reconocer como los propios, pero tratemos de aprehenderlos lo más posible. Yo voy a encerrarte en una cápsula de aire. La idea es que lejos de entrar en pánico, trates de relajarte y sentir lo que mi Manipulación te transmite. Por supuesto no corrés peligro… Espero poder decir lo mismo de mí… - Agregó al final dudando Julián.
- ¿Eh? ¿A qué te refer…? – Tadeo se cortó al entender. Él debía hacer lo mismo con su amigo, encerrarlo en fuego, sin dañarlo por supuesto. 

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Así hicieron. Tadeo materializó una pequeña llama a corta distancia de ellos, flotando en el aire. La sencillez de la materialización lo hizo sentir cómodo y a gusto con su poder.

- Bien, ahí vamos. – Dijo el Manipulador aire.

Una corriente de aire comenzó a envolver la llama.
Tadeo sintió el cambio de estado en su pequeña flama y antes que pudiera contenerla de reaccionar, esta hizo una pequeña explosión contenida por la esfera de aire.

- Mmm… - Julián miraba de reojo a su amigo.

Cristian le indicó que tuviera paciencia con la mirada a su novio.

- Perdón, fue muy rápido. De nuevo. – Tadeo estaba animado.

Volvieron a repetir, pero esta vez Tadeo no se desentendió de su Manipulación al crearla, siguió sintiéndola muy de cerca, apropiándose de ella y de sus propiedades, como si nunca terminara de crearla y por ende no la abandonara.
Esta vez, al ser envuelta por Julián, no hicieron reacción, se mantuvieron indemnes entre sí; pero el esfuerzo de concentración para Tadeo era muy grande. Podía sentir como su llama tendía a reaccionar y eso lo obligaba a reprimir constantemente la tendencia a expandirse de su Materialización.

- Bien, mejor.- Dijo Julián y ambos deshicieron sus Manipulaciones.

Eso es lo que quiero lograr, pero a un nivel más relajado. La simbiosis no debe ocupar demasiada concentración. Por supuesto para eso debe haber una conexión real y no forzada, de ahí que lo llamen simbiosis… - Agregó.

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El joven Tadeo imaginó la explosión y después de considerar un momento, le preguntó a su maestro.

- ¿Y cómo se hace la simbiosis?
- Bueno, no es algo muy complicado, pero si es algo especial. Simbiotizar con alguien implica reconocer sus dones y poder sentirlos dentro nuestro. Es como formar un vínculo muy fuerte con esa otra u otras personas.
- ¿Otras? – Se sorprendió Tadeo.
- Claro, yo nunca dije que solo podía simbiotizarse entre dos Manipuladores. Por supuesto es la manera más sencilla. Pero se puede formar un vínculo de ese estilo entre varios Manipuladores a la vez. Las posibilidades no tienen límites. – Terminó Claudio con los ojos brillosos.

Tadeo recordó esa clase con cariño y añoranza. Tantas cosas le había enseñado su maestro… Pero lo que más le gustaba era el deseo que demostraba en cada frase Claudio por los dones. El amor por las Manipulaciones. Siempre terminaba sus clases con la enseñanza “Las posibilidades no tienen límites”. Era algo que siempre había hecho ruido dentro de Tadeo; lo motivaba a probar distintas cosas. Y ahora al andar junto a Julián, podía ver mucho de Claudio en su amigo.

- Bueno, vos dirás vampi. – Apuró Tadeo una vez recordada la clase.
- Bien, vamos a intentar lo siguiente. Entre los dos vamos a formar una especie de lámpara. Vos vas a crear una llama. No, no en tu mano. – Lo detuvo Julián al ver que Tadeo materializaba una llama en su palma.
Por las dudas, la vas a crear en el aire, no cerca nuestro. Yo voy a envolverla en aire. La idea es que no se anulen ni reaccionen entre ellas.

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Salieron del pueblo y se dirigieron caminando al oeste, según Julián esa era la dirección en la que se encontraba la laguna, la cual calculaba que no estaría a más de diez kilómetros.

- Tadeo, quiero que probemos algo vos y yo. – Dijo Julián.
- ¿Eh? ¿Qué cosa? ¿Ahora?
- Sí, ahora. Quiero que tratemos de simbiotizar nuestras Manipulaciones.
- Uhmm… Si vos decís…

Tadeo hizo memoria para recordar las palabras de Claudio, su maestro, al enseñarle sobre la simbiosis de Manipulaciones.

- Es una técnica que permite que las Manipulaciones de distintos Manipuladores puedan convivir en armonía. Es decir, que no van a mezclarse ni anularse, cada una va a mantener su estado original, aun estando en contacto con la otra. Por supuesto, hay casos de simbiosis más sencillos y otros mucho más complejos. ¿Se te ocurre alguno? – Le había preguntado Claudio.
- ¿Fuego y agua…? – Había respondido un joven y dudoso Tadeo.
- ¡Bingo! De las simbiosis más complejas. Aunque fuego y aire también es muy difícil y bastante más peligrosa que la que vos dijiste…
- Claro, porque fuego y agua en caso de que salgan mal… ¿Solo se anularían, no?
- Exacto, muy bien mi pequeño pupilo. – Agregó Claudio con gracia.
En caso de no simbiotizar, dependiendo cuál de esas dos Manipulaciones fuera de mayor poder, el agua se evaporaría o el fuego se extinguiría…
- Pero entre fuego y aire… - Comenzó Tadeo.

- ¡Boom! – Dijo Claudio a la vez que gesticulaba una explosión con sus brazos.

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Tadeo se quedó mirándolo, entre enojado y divertido. Odiaba pero a la vez simpatizaba con el extraño humor de Julián.

- Bueno como les decía… Mi propuesta es que vayamos ahora, después de desayunar a la laguna.
- Me gusta tu idea. – Contestó el Manipulador Agua.
- Mmm… ¿Para qué sería…? ¿No prefieren ir a ver el Torneo…? – dudó Tadeo.
- Es para practicar algunas cosas… Y acordáte que te hice una promesa. – Respondió Cristian.
- Al torneo podemos ir al regresar, también tengo ganas de ver eso. – Dijo Julián.
- ¿Qué promesa?
- Antes de entrar al bosque, acordáte, te dije que cuando pasáramos por un espejo de agua, te íbamos a mostrar algo interesante. – Le dijo entre misterioso y divertido Cristian a Tadeo.
- Ahh… ¡Si, cierto!

Tadeo moría de ganas de volver al Torneo con sus amigos, pero recordar el pendiente del “espejo de agua” lo hizo dudar. Ambos planes eran interesantes.

- Bueno dale, y después nos vamos al Torneo.
- Sin dudas. – Zanjó Julián.

Página 136 - Capítulo 18

Capítulo 18 – Simbiosis

Estaba animado. Tadeo había regresado tarde el día anterior y había traído grandes noticias. Hablaba sobre un Torneo que sonaba cuanto menos, interesante.
Por otro lado su cuerpo ya se había recuperado casi por completo de las lesiones y quemaduras. Sus curaciones habían tomado tiempo pero fueron efectivas. Además, su novio estaba más tranquilo ahora que él podía levantarse y moverse normalmente.
Cristian había amanecido temprano, sintiéndose realmente bien por primera vez en varios días. O quizás no habían sido tantos, pero el desastre de la granja hacía que todo pareciera eterno. Decidió preparar el desayuno para los tres mientras su novio y amigo dormían.
El olor del pan tostado despertó a Tadeo. Julián ya estaba en el baño.

- Buen día Rubio. ¿Cómo estás?
- Bien Teddy, re bien. Ya me siento normal. ¿Desayunamos?
- Uy si, genial. ¡Dale!

Julián se unió a los chicos.

- Tengo una propuesta para hacerles.
- ¿Cuál vampi? – Inquirió Tadeo.
- Ayer a la noche vi que tenemos una laguna a pocos kilómetros del pueblo…
- ¿A la noche? – Se sorprendió Cristian.
- Si, cuando sobrevolaba el pueblo. Ya sabés, practicando.
- Ahh… Si…
- ¿Eh? No sabía que andabas haciendo eso… - Dijo Tadeo.

- Ahora lo sabés. – Julián le dedicó una sonrisa.

Página 135 - Capítulo 17

Capítulo 17 – Nueva era

Tantos años desperdiciados. Tantos rezos y plegarias equivocados. Todo el tiempo malgastado. Y aun así, su descubrimiento era tan grande, quizás, la revelación más importante en la historia de la humanidad, que el tiempo perdido no le molestaba en lo más mínimo.
Sabía que su hallazgo trascendía por completo la vida misma. Había adquirido un conocimiento más grande que cualquier otro ser vivo. Y había sido él quien lo hiciera. No es que eso le sorprendiera, siempre había sentido que estaba destinado a cosas grandes, muy grandes. Pero esto era simplemente demasiado. El curso de la vida cambiaría por completo. Por supuesto, él no iba a compartir su revelación con nadie. Todo ese potencial, todo ese poder, sería exclusivamente suyo. Y podía estar seguro de que era el primero en saberlo, de lo contrario el mundo actual sería muy diferente.

El precio se había pagado. Él había hecho sus sacrificios y enfrentado sus demonios. Su camino había sido sinuoso cuanto menos, y su voluntad había flaqueado más de una vez, pero el éxito es para quien se entrega. Y él lo había hecho. Nadie podría haberse entregado a tal punto, haber sacrificado tanto, todo, en pos de la búsqueda de poder, como él lo había hecho.

Quienes habían minado su camino serían los primeros en lamentarlo. Y llegaría el momento en que nadie se le opusiera.
Si tan solo pudiera compartir su visión con los demás…
Ya no importaba, no necesitaba que estuvieran de acuerdo, ya no tendrían la facultad de decidir. Él los haría entender. A cualquier precio.

Una nueva era estaba a punto de comenzar. Ahora que sabía que no tenía límites, que nada podría frenarlo, su objetivo era cada vez más claro.

Él se convertiría en el verdadero ser divino de este mundo, y quién sabe, quizás de otros más. No era momento de limitarse.

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La Manipuladora Fuego esbozó una sonrisa victoriosa.
El silbato sonó. Instantáneamente el mandoble ígneo se desmaterializó. El de Alina tardó unos segundos más en desvanecerse también, como si estuviera demasiado cansada hasta para pensar en deshacer su arma.

- ¡Wow...! ¡Increíble…! Pobre Alina… Pero… ¡Wow…! – Repetía Diego asombrado.

- Meh, no estuvo tan bueno… - Dijo alguien detrás de Tadeo.

Él se dio vuelta sorprendido, para encontrarse cara a cara con la hermana de Diego.
No la había escuchado llegar ni nada, al parecer él también había estado absorto por el combate.

- ¡H-hola! – La saludó Tadeo tartamudeando.

Ella le dirigió una mirada seca y le habló a su hermano.


- Vamos para casa, ya se terminó por hoy.

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Tadeo no logró escuchar lo que decía, pero le dirigió una mirada de asombro y excitación que Diego compartió con él.
Al disminuir el destello y el ruido, Tadeo forzó su vista hacia el ring, buscando a Alina o su rival, buscándolas por el suelo o algo. Convencido de que ambas habrían salido despedidas por tremendo impacto.
Inmensa fue su sorpresa, y al parecer la de todo el público por la exclamación de asombro que se oyó al unísono, al ver que no solo no habían sido despedidas por el choque de tremendas armas, si no que ambas mantenían firme su posición, aún con los mandobles trabados entre sí.

Tadeo notó que Alina temblaba, sobre todo sus brazos, y jadeaba.
Ambas mujeres estaban cubiertas de polvo y con lo que parecía ser pequeños agujeros en la ropa, resultado de alguna chispa.
La Manipuladora Fuego pareció percatarse de lo mismo, porque aprovechó el cansancio de su rival para darle una patada en la pierna, haciendo que Alina cayera de rodillas.
El mandoble ígneo descendió unos centímetros en dirección a la Manipuladora Tierra, quien arrodillada, se protegió en el último instante con su propia arma.
Alina podía sentir el calor muy cerca de su cabeza. Los brazos le temblaban incontrolablemente y sus energías se terminaban, no creía poder aguantar mucho tiempo más.

- ¡Me rindo! – Gritó entonces, desde el suelo.

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- Parece que esto va en serio. – Dijo Diego con el entusiasmo cubriéndole el rostro.
- ¿Qué se habrán dicho?
- No tengo idea, pero parece que nada lindo.

Unos segundos después, Tadeo confirmó la suposición de su compañero.

El rostro de ambas Manipuladoras comenzaba a desencajarse, sea de ira, o de sobre esfuerzo.
Las espadas crecieron casi al unísono.
Ambas participantes se retiraron unos metros mientras agrandaban sus armas. Las cuales llegaron a medir más de metro y medio.
Entonces volvieron a correr hacia su rival, pero esta vez manejando el arma con ambas manos, como si de un mandoble se tratara.
El ruido que hicieron al chocar ambas armas fue ensordecedor, un destello se expandió desde el punto del impacto y le siguió un sonido similar al de una explosión. Tadeo tuvo que cubrirse los ojos, la explosión tenía demasiado brillo.
Una onda expansiva llegó instantes después, sacudiendo las gradas.
Al levantar la vista, a medio cubrir con sus dedos, Tadeo vio que varios Manipuladores estaban de pie, al parecer reduciendo la onda de poder que venía desde el ring.


- ¡Wooooow! ¿Sentiste eso? – Gritaba Diego a su lado, tratando de hacerse oír sobre el caos que se había producido.

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La falta de oxígeno comenzaba a marearla. Alina materializó una gran roca sobre su cabeza, la cual comenzó a descender con violencia hacia ella y su rival.
La Manipuladora Fuego dio un salto hacia atrás para evitar ser aplastada, y la roca golpeó solo a Alina, quien sintió el impacto a través de su armadura y la mareó brevemente, obligándola a desmaterializar su armadura.
Ambas contrincantes se miraron a los ojos un buen rato.

Tadeo podía percibir la tensión entre ambas. La temperatura había vuelto a la normalidad pero la tensión no paraba de aumentar.

Ambas habían retrocedido. Las separaban unos 6 metros. Se miraban a los ojos, pero sin perder detalle de cada movimiento de su rival, el más mínimo que fuera, un músculo teniendo un leve espasmo, el aletear de la nariz al respirar, la garganta al tragar saliva, la transpiración cayendo por la frente.
Al mismo tiempo, como si de una coreografía se tratara, ambas comenzaron a correr hacia su rival.
A medio camino cada una materializó una especie de espada de su propio elemento y las hicieron chocar en el centro del ring.

Tadeo observaba fascinado, eso era algo que jamás se le habría ocurrido.

El duelo ahora parecía un enfrentamiento de esgrima.
Chispas y pequeñas piedras salían disparadas cada vez que las espadas chocaban.
Los rostros y brazos tensionados de ambas participantes, le daban a Tadeo una idea de la intensidad con la que estaban esgrimiendo sus espadas.

Durante un breve momento, las espadas quedaron trabadas entre ellas y ambas Manipuladoras cruzaron miradas. Tadeo pudo ver que movían los labios.

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Una vez ambas Manipuladoras estuvieron en su posición, uno de los tres jueces del torneo sonó un silbato y el combate comenzó.

La rival de Alina comenzó a hacer unos amplios movimientos con piernas y brazos, por lo que ella adoptó una posición defensiva. Cubriendo su cuerpo con duras rocas, como si de una armadura se tratara y comenzó a caminar hacia su contrincante.
Un potente chorro de fuego salió disparado de las manos de la otra Manipuladora hacia Alina. Ella resistió el impacto pero el lanzallamas frenaba su avance. Sentía el calor alrededor del cuerpo pero muy ligeramente, su armadura era de lo más eficaz.
La Manipuladora Fuego corrió oculta por el lanzallamas y se acercó a Alina, abrazándola.

Tadeo contemplaba el combate ensimismado, era el mejor que había visto en el día.

La temperatura comenzó a elevarse en el ring. El abrazo tenía por objetivo derretir la armadura de la Manipuladora Tierra, o sofocarla dentro de ella.

Alina estaba teniendo problemas para respirar, ahora si sentía el calor.

La gente en las gradas transpiraba, la temperatura había subido al menos 10 grados en pocos segundos.
Tadeo sentía el calor que provenía de la participante y trataba de moldearlo con sus dones. Estaba apropiándose del calor producido por la Manipuladora, para luego poder reducir su intensidad.
Vio que Diego a su lado se ventilaba con su remera, por lo que lo incluyó en su Manipulación.

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Diego ya le había explicado a Tadeo que la inscripción se realizaba con un mes de anticipación, por lo que no había manera de que pudiera anotarse ya, debido a que el torneo ya estaba organizado y cada participante sabía sus fechas.
Tadeo estaba desanimado. Le habría encantado tener la posibilidad de participar en un torneo de Manipuladores y probar sus habilidades.

Los combates iban pasando. Algunos bastante mediocres, consideraba Tadeo, y otros un poco más interesantes.
Descubrió que los mejores combates no eran aquellos en los que uno de los dos participantes tenía un gran nivel de poder, si no aquellos en los que ambos estaban parejos.
Brenda volvió a subir al ring dos veces más en el día, y al igual que en el primer combate, venció con facilidad y sin dilatar la batalla.
Ahora estaban ingresando al ring dos mujeres.

- Esa es Alina. – Dijo Diego señalando a una de las Manipuladoras que subía al ring.

Es Manipuladora Tierra, nació en el pueblo y tiene 29 años. Es su primera vez en el torneo. Es bastante buena, pero entre nosotros… Estoy seguro que Bren le daría una paliza. – Agregó con mirada pícara.

Del otro lado del ring, subía una mujer que rondaría los 35 años. Diego dijo no reconocerla y que seguramente sería alguien que había venido al pueblo para participar del torneo.

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Tadeo en seguida se ruborizó.

- Perdón… - Dijo mirándose las manos, nervioso.
- No pasa nada. Vení, vamos a las gradas. – Dijo Diego tomando de la mano a Tadeo y arrastrándolo con él.

Ya hacía un buen rato estaban los dos sentados mirando enfrentamientos.
Y Diego le había ido explicando a Tadeo las reglas del torneo.

- Entonces… ¿Gana el que hace caer al contrincante del ring? – Preguntó Tadeo.
- Claro, el primero en lograr que su rival caiga del ring, gana.
- ¿Y cómo es eso de la fuerza excesiva…?
- Básicamente está permitido todo, pero el jurado puede anular un combate por uso de fuerza excesiva. – Respondió Diego señalando a un trío de personas que observaba el ring desde una posición privilegiada en una especie de torre a un lado del ring.
- ¿Y por fuerza excesiva se entiende…?
- Manipulaciones que no intenten derribar al rival si no lastimarlo.
- Ah… - Tadeo sospechaba que Juan, el Manipulador Tierra que lo había evaluado en la Academia, debía haber participado o al menos presenciado este torneo alguna vez.
¿Y estás seguro que no hay manera…? – preguntó Tadeo por tercera vez.

Diego ni respondió, solo le dedicó una mirada de hartazgo.