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Tranquilo, relájate, tomate tu tiempo y cuando estés listo, danos luz. – Le
dijo con paciencia el Manipulador aire.
Tadeo
trató de relajar su cuerpo, pero dejó los ojos cerrados. Debía crear una llama,
pequeña, solo la necesitaba para alumbrar. Pero debía cuidar que esta no
hiciera reacción con la esfera de aire que los rodeaba por completo. Lo que
menos quería era un accidente encerrados bajo el agua como estaban ahora.
La
Manipulación apareció en su mano hábil e intentó reaccionar al instante con la
de Julián, pero ambos pudieron armonizar el deseo de reacción.
Lentamente,
Tadeo abrió los ojos, con miedo, pero lo que vio lo sorprendió y calmó.
Los
tres amigos podían ahora ver, a pocos metros de distancia, el entorno que los
rodeaba bajo el agua.
Cristian
había empujado el agua que los cubría por la parte superior, haciendo que la
esfera descendiera aún más metros. Al menos unos seis metros habían bajado
hasta llegar al fondo de la laguna. Estaba enamorado de lo que veía. Siempre
había sido su sueño poder ver bajo el agua. Si bien era su medio predilecto y
había visitado el fondo de distintos lagos, ríos y lagunas, era la primera vez
que podía ver bajo ellas.
Los
peces aparecían y desaparecían de su campo de visión, el cual no debía ser
mayor a los tres o cuatro metros. Podía ver las algas, cangrejos y ostras en el
fondo. Las rocas cubiertas de distinta flora marina.
Podían
ver la vida bajo el agua.
Julián
abrazó a su novio y le dio un beso largo. Sabía lo que esto significaba para
él.
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