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Es hermoso. – Admitió Tadeo. Extrañamente, a pesar del peligro que sentía su
cuerpo en esa situación, la vista lo calmaba sobremanera.
Pasaron
un rato largo contemplando el entorno. Cristian le señalaba algo cada tanto a
su novio, algún pez particularmente grande, un cangrejo acercándose, cualquier
cosa que llamara su atención.
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Bueno, sigamos. – Le dijo Julián a su novio.
Tadeo
los miró con desconfianza y temor, pero no dijo nada.
Cristian
uso sus dones para controlar el agua que los rodeaba, y empezó a hacer avanzar
la esfera de aire, haciendo que el trio viajara bajo el agua, cerca del fondo
de la laguna.
El
recorrido era sorprendente. Una experiencia única e inolvidable. Fueron
encontrando distintos objetos y especies animales por toda la laguna. Tadeo
había aumentado el tamaño de su flama, permitiendo que el rango de visión se
extendiera un poco más.
La
paz y armonía reinaba. No había sonidos ni nada que los perturbara.
Tadeo
pensó en su maestro y en su familia. Extrañaba a Fernando. Sentía como si no se
hubieran visto por varios años. Y luego recordó a Marta y Julio. Los
sentimientos se agolparon en su interior. Se le cerró la garganta y
humedecieron los ojos.
La
esfera se detuvo sin que Tadeo lo notara. Alguien lo abrazó por atrás, era
Cristian.
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Ya está… - Le dijo suave al oído.
Las
lágrimas se liberaron y comenzaron a correr silenciosamente por su rostro.
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