- Soy un Manipulador Fuego. - Dijo con cierto orgullo.
Entonces el viejo se acercó y apoyó la escopeta en su pecho, justo sobre el corazón.
- Entonces largo de mi propiedad. - Su tono se había vuelto hostil.
- P-pero... Necesito comida... Por favor. - el doble cañón de la escopeta lo ponía nervioso.
- No me importa lo que necesites. Mucho nos han sacado ya. Fuera.
- Señor por favor. Mi amigo está grave. Íbamos a El Pedruzco pero nos atacaron en el bosque y no pudimos llegar. Y ya no nos queda comida...
Tadeo escuchó pasos a su espalda, alguien entraba al granero.
- ¡Julio! ¡Bajá el arma ahora mismo! - Dijo la persona detrás de Tadeo.
El apuntado se volvió y vio que era una anciana.
- ¡Pero Marta...!
- ¡Pero nada! ¿No escuchaste al muchacho? Los atacaron en el bosque y no tienen comida. ¿Asi es como vamos a tratar a los necesitados? ¿Los vamos a correr a tiros? - La anciana estaba enojada.
- ¡Marta! ¡Es un Manipulador! ¡Fuego encima!
- No quiero escuchar más sobre el tema Julio. - Zanjó la señora.
Vení querido. Vamos a la casa. - Le hizo señas a Tadeo para que la siguiera.
Marta guió a Tadeo hacia la casa de los ancianos, la cual no había podido ver antes porque la tapaba el granero.
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