Luego de lavarse la cara y las manos salió del baño y fue al cuarto, necesitaba otra remera de las que tenía en su mochila.
Cuando entró vio a Cristian y Julián sentados lado a lado en la cama y Marta de pie.
- ¡Ey vampi! ¿Cómo estás?
- Hola Tadeo. Bien y vo... ¿Estás bien? - Dijo al ver la remera manchada de Tadeo.
- Si, si. No pasó nada, tropecé. - Dijo rápido Tadeo, quería cambiar de tema.
- ¿Necesitás curaciones Tedd...? - Empezó Cristian.
- No ya fue. - Lo cortó Tadeo.
- Hora de almorzar. - Dijo la anciana.
Julián se levantó luego de varios días, con la ayuda de su novio y todos se dirigieron al comedor.
Julio se les unió al rato y comieron todos juntos.
- ¡Qué bueno que ya te pudiste levantar vampi! ¿Eran muy graves las heridas? - Preguntó Tadeo.
- Si y no. Las heridas fueron... Molestas... Sobre todo la del tobillo... Esa trampa de mierda... Pero lo que me tuvo así casi desmayado tanto tiempo no fueron las heridas ni el sangrado. Fue la Ascensión.
- ¿Qué cosa? - Intervino el viejo.
- La Ascensión. ¿Nunca escucharon de eso? - Preguntó Julián atónito.
- En esta casa no se habla sobre cosas raras. - Contestó secamente Julio.
- ¿Qué...?
- Dejá amor, yo les explicó lo interrumpió rápido Cristian.
Tadeo entendió entonces que Julián no sabía nada del desprecio de la pareja de ancianos por los Manipuladores.
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