Capítulo 14 – Diferente
Le
dolían las rodillas. En realidad, le dolía todo el cuerpo. Sentía los músculos
agarrotados y doloridos. El viento frío no tenía piedad con su delgado cuerpo tampoco
y la tela de su vestido era lo suficientemente fina como para recordarle por
qué tanta gente no comprendía sus costumbres. No comprendían el auto sacrificio
que hacía ella y sus semejantes.
Alma
los había oído por lo bajo, en el pueblo, comentando lo extraña que era y lo
loca que estaba ella y todo su clan. O su “secta”, como les había oído
mencionar varias veces.
La
verdad es que no esperaba que comprendieran. Y hacía muchos años había
entendido que nada produce más miedo en la gente que lo desconocido. Si bien no
contaba aún con 19 primaveras, Alma había adquirido la sabiduría y madurez de
una persona mayor.
Otro
viento helado la devolvió a la realidad y recordó el dolor de su cuerpo.
Llevaba
más de siete horas arrodillada sobre el duro suelo, rezando, hablándole al
“Superior”, pidiéndole respuestas... Pero como siempre, nadie le respondía.
No
entendía qué estaba mal con ella. Otros Espiritualistas lograban conectar con
el “Superior” en cuestión de minutos, o pocas horas. Ella nunca lo había logrado.
Nunca, ni una vez, en todos sus años de rezos, súplicas, alabanzas y ruegos.
Nunca había recibido respuesta. Nadie la había contactado. Ni siquiera había
podido sentir nada fuera de lo normal. Por supuesto no es lo que le decía al
resto del clan. Estaba convencida que de saberse, sería catalogada como débil y
“alentada” a abandonar el camino de los Espiritualistas.
Ciertamente
ella se lo había planteado; casi a diario últimamente. No estaba segura por qué
no se marchaba de una vez. Nada la ataba a ese lugar. Su familia estaba más
interesada en el “Superior” que en ella, incluso que en ellos mismos. Y el
resto del clan solo parecía interesarse en la devoción a este ser y en
compartir experiencias cercanas con él. O ella.
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