Entrada
la noche Tadeo volvió al motel para encontrar que sus dos amigos estaban
sentados alrededor de la pequeña mesa que había en la habitación doble que alquilaban.
Hablaban tranquilamente y lo saludaron al llegar.
-
¿Cómo estás rubio?
-
Bien, mejor. Ya casi no me jode.
Tadeo
dudaba que eso fuera del todo cierto, pero le sonrió en respuesta.
-
¿Algún progreso…? – Preguntó Julián.
-
¿Eh? ¡Ahhh! Ehmm… No… Nada… - Había olvidado por completo el supuesto motivo de
su paseo.
No
hicieron más comentarios al respecto y hablaron de otras cosas. Tadeo los
acompañó un rato en la charla, después se fue a bañar y no tardó en acostarse.
Seguía
recordando el encuentro con Diego y su hermana loca esa tarde.
Julián
esperó a escuchar la pesada respiración, indicio de que su novio dormía. Abrió
la ventana del tercer piso en el que se encontraban, salió al balcón y se alejó
volando.
Llevaba
varias noches practicando. Cuando Cristian dormía, se iba a comprobar el nuevo
alcance de sus dones e intentar cosas que antes no había podido lograr.
Los
resultados eran satisfactorios, lo que le resultaba reconfortante y reafirmaba
su seguridad. Sus poderes habían crecido notoriamente con su última Ascensión y
eso planteaba nuevas metas y objetivos. Ya no podía conformarse con tan poco.
Ahora quería más. Podía más, que era aún más importante.
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