Tadeo
en seguida se ruborizó.
-
Perdón… - Dijo mirándose las manos, nervioso.
-
No pasa nada. Vení, vamos a las gradas. – Dijo Diego tomando de la mano a Tadeo
y arrastrándolo con él.
Ya
hacía un buen rato estaban los dos sentados mirando enfrentamientos.
Y
Diego le había ido explicando a Tadeo las reglas del torneo.
-
Entonces… ¿Gana el que hace caer al contrincante del ring? – Preguntó Tadeo.
-
Claro, el primero en lograr que su rival caiga del ring, gana.
-
¿Y cómo es eso de la fuerza excesiva…?
-
Básicamente está permitido todo, pero el jurado puede anular un combate por uso
de fuerza excesiva. – Respondió Diego señalando a un trío de personas que
observaba el ring desde una posición privilegiada en una especie de torre a un
lado del ring.
-
¿Y por fuerza excesiva se entiende…?
-
Manipulaciones que no intenten derribar al rival si no lastimarlo.
-
Ah… - Tadeo sospechaba que Juan, el Manipulador Tierra que lo había evaluado en
la Academia, debía haber participado o al menos presenciado este torneo alguna
vez.
¿Y
estás seguro que no hay manera…? – preguntó Tadeo por tercera vez.
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