Capítulo
19 – A la deriva
Llevaba
un par de días refugiada en ese vagón abandonado. Alma tenía las manos sucias y
la ropa oscurecida por el polvo. Parecía que esas vías ferroviarias no se
usaban hace décadas. Por otro lado había sido una suerte encontrar el vagón
solitario abandonado al costado de las vías. Seguramente desprendido en algún
accidente hacía ya muchos años.
Su
huida había sido cuanto menos, incómoda.
Había
escapado de la casa de su familia dos meses, o tres quizás, atrás. No dudaba de
su decisión porque nunca se había sentido tan liberada y conectada con sí
misma, pero no iba a negar que extrañaba las comodidades de un hogar.
Todas
las noches pensaba y rezaba por el bienestar de sus padres. Se preguntaba si
ellos harían lo mismo. ¿La habrían buscado siquiera? ¿La seguirían buscando?
¿Estarían felices de que hubiera partido? Pero más importante… ¿Entenderían sus
motivos? Estaba segura que sí. Hace años que notaba en la mirada de su madre la
mezcla de reprobación y resignación con que la miraba. Como si entendiera que
su hija no podía continuar por el camino de los Espiritualistas y supiera que
solo estaba perdiendo el tiempo. O quizás esos eran los pensamientos de Alma,
que reflejaba en su madre para sentirse segura de la decisión tomada…
El
resultado era el mismo. Ella había decidido irse, y ya no sería aceptada en su
clan si deseara volver, lo cual no estaba en sus planes.
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