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- ¿Qué tiene esta noche de especial? - Preguntó mirando a los viejos.
- ¿Acaso no te parece lo suficientemente linda? - Respondió Marta con ternura.
- Si... ¿Pero por qué comer afuera? ¿Qué pasó hoy? - La mirada de Julián brillaba.
- Muy atento hijo... - Dijo Marta lentamente mirando la nada.

Pasado un rato en el que Tadeo pensó que ya no iba a seguir hablando, dijo:

- Hoy se cumplen veintidós años de la muerte de nuestro Tomy... - Sus ojos se empañaron.
- Asesinato. - Corrigió secamente Julio.
- Ahh... Lo siento mucho. - Dijo Julián.

Un silencio incómodo se formó por un momento, pero luego Marta lo interrumpió.

- ¿Estás mejor hijo?
- Si. Gracias a ustedes y su hospitalidad. - Respondió Julián.
- Si, muchas gracias por todo lo que hicieron por nosotros. - Agregó Cristian.
- Son buenos chicos, solo necesitaban un poco de ayuda. - Respondió la anciana.
El mundo puede ser un lugar muy oscuro para personas buenas como ustedes... - Agregó pensativa.

La cena transcurrió en calma. Había un ambiente ambiguo entre festivo y melancólico.
Charlaron de diferentes cosas animadamente. Incluso Julio participó un poco.
Los amigos les hicieron saber a sus anfitriones que planeaban partir al otro día, antes del mediodía y Marta prometió ayudarlos a preparar algunas provisiones.
Entrada la noche desarmaron la mesa improvisada y entraron las cosas. Al rato todos estaban en cama.
Cristian terminaba de repasar la habitación para asegurarse que no se olvidaban nada y finalmente se durmió como el resto.

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