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Ya a unos 300 metros podían escucharse los gritos y aplausos del público.
Al llegar al lugar del evento, Tadeo quedó anonadado.
Más de quinientas personas estaban sentadas en una especie de gradas improvisadas por algún Manipulador Tierra.
En el centro, se erigía una especie de ring, que le recordó a su examen final en la academia.
¿Cuánto tiempo había pasado desde la prueba en la academia?
En realidad, no tanto. Pero parecían varios años.

Una imagen inesperada lo devolvió a la realidad.
Una mujer morena subía al ring.
Al mirarla con más detenimiento, Tadeo reconoció a Brenda, la histérica hermana de Diego.
Al parecer iba a competir, o participar de algún modo. Y pareciera que no fuera la primera vez ni mucho menos, porque al subir al ring, la multitud sentada en las gradas, se puso de pie y comenzó a aullar y vitorear con extrema euforia.


Brenda ignoraba los gritos. Su único objetivo era ese gordo con cara de escuerzo que se trepaba con dificultad al ring frente a ella.

¡Patético! – Pensó Brenda. Ese idiota no podía ni subir al ring sin ayuda.
Cada vez daba más lástima este torneo. Y sus preliminares siempre eran decepcionantes.

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