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Tadeo no logró escuchar lo que decía, pero le dirigió una mirada de asombro y excitación que Diego compartió con él.
Al disminuir el destello y el ruido, Tadeo forzó su vista hacia el ring, buscando a Alina o su rival, buscándolas por el suelo o algo. Convencido de que ambas habrían salido despedidas por tremendo impacto.
Inmensa fue su sorpresa, y al parecer la de todo el público por la exclamación de asombro que se oyó al unísono, al ver que no solo no habían sido despedidas por el choque de tremendas armas, si no que ambas mantenían firme su posición, aún con los mandobles trabados entre sí.

Tadeo notó que Alina temblaba, sobre todo sus brazos, y jadeaba.
Ambas mujeres estaban cubiertas de polvo y con lo que parecía ser pequeños agujeros en la ropa, resultado de alguna chispa.
La Manipuladora Fuego pareció percatarse de lo mismo, porque aprovechó el cansancio de su rival para darle una patada en la pierna, haciendo que Alina cayera de rodillas.
El mandoble ígneo descendió unos centímetros en dirección a la Manipuladora Tierra, quien arrodillada, se protegió en el último instante con su propia arma.
Alina podía sentir el calor muy cerca de su cabeza. Los brazos le temblaban incontrolablemente y sus energías se terminaban, no creía poder aguantar mucho tiempo más.

- ¡Me rindo! – Gritó entonces, desde el suelo.

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