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Tadeo lo miró asustado. Temía hacerle daño a su amigo. Pero luego recordó el nuevo alcance de su poder y se tranquilizó. Estaba convencido de que podría controlar sus poderes y no permitir que estos quemaran a Julián.

Julián fue envuelto en una columna de fuego, instintivamente cerró los ojos con fuerza, pero al instante los abrió y relajó la mandíbula y luego todo el cuerpo.
El calor que desprendía esa columna que lo engullía era impresionante. Pero pudo sentir algo mucho más profundo. Era un calor diferente al que podía sentir por el sol o por una hoguera. Un calor con una impronta muy particular, la de Tadeo, por supuesto. Relajó al máximo sus sentidos y se dejó llevar por ese calor que ya no lo ahogaba ni subía su temperatura, sino que lo empoderaba.
Sin pensarlo, hizo un giro con sus manos, una sobre otra y envolvió la columna ígnea en una gran esfera ventosa, con él dentro. El contacto entre su Manipulación y la de su amigo se hizo presente al instante. Ese deseo de reaccionar que no podían evitar el fuego y el aire. Pero esta vez entre ambos Manipuladores pudieron apaciguar el instinto de reacción y lograr una especie de tregua entre ambos elementos. Era como si Tadeo le dijera a Julián, estoy acá, te toco y te siento, pero no te modifico, y Julián le respondiera lo mismo.

- ¡Bieeeeen!. – Festejaba Cristian.


Tadeo podía sentir todo como si estuviera sucediendo dentro de su propio cuerpo y no en el de su amigo como era en realidad. O al menos, en el plano material. Ya no necesitaba forzar tanto su concentración. Sus dones se iban amoldando al cuerpo de su amigo y a sus Materializaciones de una manera más natural, casi como si fuera el normal proceder de las cosas. Su fuego no intentaba quemar el cuerpo de su amigo, sino que coexistía con él. En cambio sí pretendía reaccionar con la esfera de aire de Julián, pero evitar que eso sucediera no era tan complicado ahora.

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