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Tadeo contempló su creación. le pareció suficiente.
Sostuvo la bola con una sola mano y cual jugador de béisbol, la arrojó hacia la mano de Laura.
La bola se acercó y cuando estaba a pocos centímetros de impactar, salió disparada por el aire. Laura la desvió fácilmente.

- ¡Muy bien Tadeo! Buen intento, pero no me quemaste. Ahora quiero que lo vuelvas a intentar, pero con el fuego que cree yo.

Tadeo sabía que esto iba a ser mucho más difícil. Manipular el fuego creado por otra persona, es mucho mas complejo e inestable que el propio.
Se esforzó en formar una especie de lanzallamas a partir del fuego creado por Laura. Lentamente éste se materializó. Entonces, con toda la concentración de la que era capaz, Tadeo lo disparó hacia la mano de Laura.
La línea de fuego salió despedida, pero su trayectoria apuntaba al rostro de la Manipuladora. Tadeo quiso redireccionarlo a su mano, pero no lo conseguía. Estaba perdiendo el control sobre la llamarada, la cual fue reduciendo su velocidad, hasta detenerse y desaparecer, sin llegar a la Manipuladora.
Tadeo había perdido el control de ese fuego ajeno, por lo que no pudo mantener activo su desplazamiento.

- Otro buen intento... Pero mi mano sigue intacta. Dale, de nuevo. Quemáme la mano como sea. Con cualquier fuego y de cualquier manera.

Tadeo decidió olvidarse de ese fuego que no podía manejar, e intentar con el propio. Se sentía más confiado, la práctica había eliminado todo temor o nervio que pudiera haber tenido.
Formó dos bolas de fuego, una en cada mano. Arrojó una y mientras esa volaba hacia Laura, tiró la otra.

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