Página 58 - Capítulo 9

- ¡Shhhh! ¡No grites! - Lo reprendió Julián.
Estabas soñando nada más, te quedaste dormido. ¡Tremenda guardia la tuya eh!

Tadeo se puso rojo de la vergüenza. Soltó a Julián y miró su reloj, eran las 03.00. Había descuidado casi una hora su guardia.

- ¿Por qué no me llamaste cuando me tocaba? - Preguntó furioso.
- Quise dejarte dormir un rato más...
- Las guardias tienen límite por algo Tadeo. Para evitar dormirse. Nunca más hagas eso. Gracias por la intención, pero es muy peligroso lo que hiciste. - El tono de Julián se iba calmando.
- Está bien... No sabía... Perdón...
- No pasa nada, ya fue. Cubrime ahora mientras preparo los hilos y andá a dormir.
- Si, dale. - Tadeo seguía avergonzado por su error.

Julián extendió hilos en todas las direcciones en las que fue capaz y se sentó a esperar. Tadeo entró a la carpa y se acostó. Pero no tenía absolutamente nada de sueño. La pesadilla lo había dejado muy mal. Tenía todavía grabada en su mente la imagen de la carpa ensangrentada y la mano marcada con sangre en la entrada.
El tiempo pasaba y no lograba dormirse, miraba a su amigo, dormido a su lado y pensaba en la desesperación que había sentido al pensar que estaba muerto.
De pronto sucedió algo que no esperaba ver esa noche.
El cierre de la carpa se abrió y Julián asomó la cabeza con cara de preocupación.

- Ahí vienen. - Fue todo lo que dijo mirando a Tadeo.


Capítulo 9 - El presagio de Julián


Inmediatamente Tadeo despertó de una sacudida a Cristian y le transmitió la alerta de Julián, quien había vuelto a salir de la carpa para prepararse.

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