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Tadeo abrió los ojos sorprendido, los cuales le ardieron por el agua. ¿Estaba nadando?
El impacto había sido doloroso, pero nada comparado con lo que esperaba al estrellarse contra el suelo. Entendió entonces que habían caído en una especie de laguna.
Para cuando llegaron al fondo, el agua ya estaba desapareciendo, habiendo durado solo lo suficiente como para salvarles la vida.

Los tres estaban empapados y chorreaban agua. La cual se mezclaba con la sangre de Julián, quien estaba inconsciente tendido en el suelo boca abajo. Tadeo comenzaba a ponerse en pie mientras Cristian corría hacia su novio con lágrimas en los ojos y tirando la mochila al suelo; la de Julián se había desprendido de su dueño en la caída.

- ¡Julián! ¡JULIÁN! - Gritaba desesperado mientras corría hacia su novio.

Se tiró a su lado, lo puso boca arriba y le buscó el pulso. Su alivio fue infinito al encontrarlo, aunque muy débil.
Sabía que tenían que tratar las heridas cuanto antes o moriría desangrado.
Comenzó a materializar agua en la herida del tobillo de Julián, la más peligrosa. Era hora de intentar utilizar las curaciones.
Había aprendido de su maestro que era posible curar heridas con la Manipulación de Agua. Pero nunca había logrado sanar nada muy profundo.
Tadeo se acercaba corriendo a sus amigos y contemplaba la escena entre conmovido y temeroso.
A sus ojos, Julián estaba muerto, tendido boca arriba, con un profundo corte en el tobillo y otro un poco menos peligroso en el hombro; también notó el cuchillo aún clavado en su mano. Y Cristian al lado le mojaba las heridas mientras las lágrimas caían por su rostro.

- ¿Q-qué hacés Cris...? - Comenzó a preguntar jadeante.
- ¡CALLATE TADEO! - No fue su intención gritarle. Pero no controlaba sus nervios.
¡Vení a ayudarme! ¡Trae los materiales de primeros auxilios!

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